Enfermedad celiaca y dieta sin gluten

La enfermedad celíaca es un trastorno permanente de carácter inmunológico y genético, causado por la ingesta de gluten (conjunto de proteínas que se encuentran en unos cereales) en individuos genéticamente susceptibles a él. Esta enfermedad está caracterizada por:

  • Lesiones en la mucosa intestinal que impiden una correcta absorción de los nutrientes (malabsorción).
  • Síntomas digestivos como diarrea, pérdida de peso, falta de apetito, hinchazón, estreñimiento…
  • Síntomas extradigestivos como dermatitis, déficit de hierro, fatiga, cambios de humor, problemas osteoarticulares, defectos en el esmalte dental…


Tanto niños como adultos suelen presentar carencias nutricionales al diagnosticar esta enfermedad debido a la malabsorción o al consumo insuficiente de nutrientes necesarios en un largo periodo de tiempo. La deficiencia nutricional más frecuente es de hierro, calcio, zinc y vitaminas D y B12. El diagnóstico se puede hacer mediante unos análisis de sangre (serología para medir anticuerpos contra el gluten) que luego se debe confirmar con una biopsia mediante una gastroscopia por parte del digestivo. TRATAMIENTO DE LA ENFERMEDAD CELÍACA El único tratamiento efectivo a día de hoy es la dieta sin gluten. Debe seguirse de manera estricta durante toda la vida para conseguir que:

  • Las vellosidades intestinales se recuperen.
  • Desaparezca la sintomatología.
  • Disminuya la inflamación intestinal.
  • Mejore la absorción de nutrientes.


Esta dieta elimina todos los alimentos que contienen trigo, cebada, centeno y derivados. Para que sea una alimentación equilibrada y saludable se recomienda que se base fundamentalmente en frutas, verduras, legumbres, frutos secos, cereales integrales sin gluten, huevos, pescado, carnes blancas y lácteos. Para cubrir las necesidades de hidratos de carbono de la dieta se recomienda consumir algunos alimentos como legumbres, patata, arroz, quinoa, maíz… Otro cereal rico en vitaminas y minerales es la avena, la cual debe uno asegurarse que no esté contaminada con gluten de otros cereales. Estudios han demostrado que algunas variedades de avena se encuentran identificadas como “sin gluten” por lo que su consumo puede ser una buena fuente de nutrientes para el paciente (siempre que haya tolerancia).